La ATM es la articulación que conecta la mandíbula con la base del cráneo. Su función es de vital importancia, puesto que permite realizar acciones tan cotidianas como hablar, comer o bostezar. Ahora bien, ¿qué sucede cuando no marcha adecuadamente?

Los trastornos temporomandibulares son aquellos que afectan a esta articulación. Sus síntomas pueden llegar a confundirse con otros problemas. De ahí la necesidad de establecer un diagnóstico preciso por parte de un profesional.

En este post desglosamos este proceso, desde la identificación de la sintomatología hasta las pruebas y técnicas utilizadas. Si no quieres perderte ningún detalle, ¡continúa leyendo!

Identificación de los síntomas

El primer paso para diagnosticar un trastorno temporomandibular es reconocer y entender las señales de alerta que presenta el paciente. Algunas de las más comunes son:

  • Dolor o sensibilidad en la mandíbula.
  • Dificultad o molestias al masticar.
  • Dolor alrededor del oído.
  • Ruidos articulares, como chasquidos o crujidos al mover la mandíbula.
  • Limitaciones al abrir y cerrar la boca.
  • Dolores de cabeza frecuentes.

Historial médico y bucodental detallado

Además de detectar los signos que pueden indicar la presencia de un trastorno temporomandibular, es fundamental elaborar un historial clínico completo del paciente, que conste de:

  • Historial médico: el profesional preguntará sobre enfermedades pasadas, posibles alergias, lesiones faciales o mandibulares, cirugías previas, medicamentos que el paciente esté tomando… En definitiva, recopilará toda la información relacionada con su salud general.
  • Historial bucodental: es esencial revisar cualquier afección y tratamiento bucodental realizado previamente. Ortodoncia, extracciones, bruxismo… Todo aporta valor, puesto que podría estar relacionado con el inicio del trastorno temporomandibular. También, se discutirán los síntomas actuales, atendiendo a aspectos como su duración e intensidad.

Examen clínico

Un examen clínico detallado es la piedra angular para determinar la causa subyacente de los síntomas del paciente. En este punto, es súper importante…

  • Inspección y palpación: el odontólogo examina de forma externa la zona mandibular en busca de anormalidades, como asimetrías o inflamaciones. También palpará los músculos masticatorios y la articulación temporomandibular para detectar áreas de sensibilidad o dolor.
  • Evaluación de los movimientos: se analizará cuánto puede abrir, cerrar y mover lateralmente el paciente la boca para averiguar si existe algún tipo de impedimento para la apertura bucal.
  • Audición de sonidos articulares: con movimientos específicos, el odontólogo puede escuchar ruidos, como chasquidos o crujidos, que indiquen la presencia de un problema en la ATM.
  • Mordida: se revisará cómo encajan los dientes superiores e inferiores al cerrar la boca, identificando cualquier desalineación que pueda estar relacionada con el trastorno temporomandibular.

Estudio articular radiográfico

Las pruebas de imagen ayudan a obtener una visión más detallada de la articulación, así como a descartar otras posibles alteraciones. Entre ellas, las más comunes son:

  • Radiografías: sirven para mostrar la posición de la mandíbula y verificar la integridad ósea de la articulación temporomandibular.
  • Tomografía computarizada: ofrece imágenes detalladas de los huesos que pueden estar afectados por un trastorno temporomandibular.
  • Resonancia magnética: es una prueba especialmente útil para visualizar los discos articulares y los tejidos blandos de la ATM. Puede mostrar si el disco se ha desplazado o si hay alguna anomalía en los tejidos circundantes.

Otras pruebas

En algunos casos, pueden ser necesarios exámenes adicionales para descartar otras afecciones o para obtener más información:

  • Análisis oclusal: nos indica cómo se encuentran y se relacionan entre sí las superficies masticatorias de los dientes. A veces, se utiliza un papel especial para medir la fuerza y el tiempo de contacto de la mordida.
  • Artroscopia: es un procedimiento mínimamente invasivo que permite visualizar el interior de la ATM mediante una pequeña cámara. Es más frecuente llevarlo a cabo para tratamientos, pero en ocasiones puede ayudar en el diagnóstico.

En Koresdent contamos con un equipo de especialistas en trastornos temporomandibulares que se encargará de proporcionarte una solución a tu medida, estudiando muy bien las posibles causas del problema.

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